martes, 26 de febrero de 2008

De Bajar Los Ojos y Elevar La Voz.

Bajé los ojos y elevé mi voz (aunque solo fué en un instante tan efímero cómo los instantes suelen ser). Elevé mi voz hacía mi ser interno, sí, aquel que no es conformista, que no es pasmado, que no se acobarda ante la desesperanza. El que no huye sino permanece en un estado estoíco y vociferante. El que ama sin poner las condiciones que mejor le parecen para acallar una conciencia mediocre. El que anhela un mundo nuevo dónde la desigualdad se oculta bajo los Valles Ocultos del "Nada Existe". Dónde millones de niños son la voz cantante de países oscuros, presos de sus propios ciudadanos. Dónde aquellos niños y niñas crezcan sin crecer. Dónde los sueños sean una asignatura tan importante cómo los idiomas que "tantas puertas nos abren". Dónde volar en las nubes de la imaginación, sea el deporte que reúne a millones de aficionados compitiendo por llegar a una meta que pierde su definición al momento de ser cruzada. Dónde el "loop" de la perseverancía nos abraza por completo. Pero también bajé mis ojos. No en un acto de sumisión aterrada de las propias circunstancias, sino más bien en respeto y humildad por aquellos que han forjado las historias de este mundo. Aquellos que con su silencio gritarón más que mil turbas enfurecidas. Para aquellos que más que invadir geografías ondulantes con cobardes argumentos, consquistarón corazones desmembrados, marchitos y secos por la incertidumbre. Bajé mis ojos por aquellos que lavarón la vista de los que no veían su realidad, estando perplejos en las tempestades de lo interno, sin saber que eran sólo obstaculos que los hacen grandes, poderosos, magníficos y constantes... Ante ellos bajé mis ojos y ante mí, elevé la voz, para ver si por casualidad algún día, lograba ser parte de todos esos que viven por un sueño y nunca dejan de soñar.

(>_<)®

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